No había tenido ninguna oportunidad de empezar... de hecho, creía que esas "oportunidades" no existían aquí en Greenwitch, todos parecían un montón de cuerpos huecos contruidos de materia, y, por lo tanto, solo ocupaban un lugar en el espacio. Era frustante.
Sin embargo, pese a mis contradicciones, el maestro no perdía la esperanza y se mostraba seguro de sí... yo no era nadie para afirmar lo contrario.
Caminé hasta el muelle, hastiado de los mismo, la rutina no era algo que favoreciera mi institno problemático y mi paciencia se agotaba, como el agua vertida sobre un recipiente puesto bajo el sol incandescente. Lentamente...
Caminé sin rumbo fijo, entonces, a lo lejos, en una distancia considerable divisé a una chica parada... me acerqué hacia el lugar y me percaté de que no estaba sola, un chico la acompañaba y estaba tumbado sobre la arena. "Estaría muerto?" me pregunté... eso sería genial; desafortunadamente lo vi moverse, sería en otra ocasión.
Me acerqué mas y sonreí al darme cuenta que pertenecían a mi Tribu, era mi oportunidad para hacer "amigos" y con un poco de suerte, aliados. Ensaché mi sonrisa hasta el punto convincente, contrayendo las facciones de mi rostro en una expresión de jovialidad, amabilidad y nada de buenas intenciones.
-Hola!-saludé animadamente-¿Que tal, compañeros? ¿disfrutando del día?