Reencuentro

Había llegado recién a la academia, y si todo había salido segun lo planeado Ludwig y Markus ya estarían aquí...este año iba a ser en muchos sentidos interesante, y esperaba que lo fuera en el buen sentido para todos nosotros.
Ahora me tocaba reencontrarme con Lorelice, dentro de todo sabía que ella me tendría que perdonar... pero aun así no tenía muchas ganas de verla pues ella me recordaba todos mis tiempos pasados...todo lo que ya he dejado atras, yo he cambiado mucho... pero esto Lorelice no lo sabrá hasta que sea muy tarde... aun así en cierta manera me sabe mal mentirle...lamento tanto que su sentido de la moral este tan equibocado...
Me paré frente a la puerta de su despacho y toque la puerta solo un par de veces, luego me pare relajado frente a la puerta a esperar que abriera... Se iba a llevar un sorpresa.

Presentimiento...
Tenía una corazonada, algo estaba a punto de suceder, algo que cambiaría muchas cosas, pero no sabía que era ese algo. Ni había ninnguna clase de magia que pudiera predecir el incierto futuro que se aproximaba; me sentía nerviosa y ansiosa, tanto, que mis sentidos se encontraban tan torpes como los de un humano, mi corazón latía y eso era algo muy extraño tomando en cuenta que no siempre lo hacía. ´
Saqué un viejo diario y lo empecé a leer, no eran mis memorias las que escritas ahi estaban... eran las de él. Mi comportamiento se volvía ridículo, como un alma en pena llorando la pérdida de un ser querido por cada rincón de un oscuro castillo, pero era innevitable, lo extrañaba y lo extrañaba mucho, no había día ni noche que no lo recordara...

Un suave golpeteo en la puerta me sacó de mis pensamientos. Me aclaré silenciosamente la garganta, me puse de pie adquiriendo de nuevo ese falso porte de distinción; me alicé los pliegues del vestido y caminé sin prisas hacia la puerta, intenté identificar el olor de la persona que estaba del otro lado, pero, no había un olor humano, no era estudiante, no era un profesor...
Y entonces la pequeña realidad me encerró en una pesadilla cuando reconocía a mi visitante, me quedé petrificada delante de la puerta con una mano sobre el pomo, el aire escapó de mis pulmones y toda la habiación daba vueltas... Tenía que ser una pesadilla, contaba con todas esas características de una.
Contuve la respiración y abrí la puerta, dando el paso final hacia el precipicio... era él.
Malcolm estaba del otro lado. No pude articular ninguna palabra.

Lorelice pareció quedarse petrificada en cuanto abrió la
puerta, fruncí un poco el seño, esperando a que reaccionara de algún modo...
como no lo hizo, fui yo el que dio el pequeño paso que faltaba, me acerque a
ella con mi elegancia característica, y tomé una de sus manos entre las mías,
para besarla con infinito cariño...
-Mi pequeña Lorelice... como te he extrañado- levanté mi rostro de su mano y me
estiré en toda mi estatura, la miré a los ojos con cariño.
- Y cuéntame... ¿como has estado?- le pregunté mientras entraba a su despacho tomándola
a ella del brazo y cerrando la puerta tras nuestro...Actuaba como si no hubieran
pasado mas de un par de semanas que no nos veíamos...en vez de todos aquellos
años.

Sus labios aterciopelados y gélidos sobre el dorso de mi mano casi me hicieron reaccionar, abrazarlo con todas mis fuerzas, aferrarme a ese espejismo y no dejarlo marchar de nuevo, pero mi orgullo y su hermosa voz calmada tuvieron un efecto contrario, caminé a su lado rígida como una roca, inexpresiva y distante, ajena a él... lejana.
Cada día esperándolo aparecer, planeando de forma deliverada fantasías y memorizando todas las palabras que tenía que decirle, todo aquello que no pude contarle por la escases de nuestro tiempo. Pero ahora que era verdad muchas cosas habían cambiado...
Me solté de él guardando mi compostura y le miré con expresión seria.
- ¿Que haces aquí?-mi voz transmitió mas amargura de la que hubiera deseado poseer.- Te... fuiste... es que... es que no puedes desaparecer mas de un siglo y luego venir como si nada hubiera pasado...

Suspiré y apunté un sillón que había allí pidiéndole permiso
para sentarme, ella no dijo nada así que me senté nada más...Puse una pierna
sobre la otra y apoyé mi mentón sobre mi mano mirándola profunda y fijamente, contándole
millones de cosas a través de mis ojos, como solía ser en antaño...


Ella había cambiado mucho, estaba más hermosa, madura y era
mucho mas sabía de lo que era la ultima vez que la había visto... seguramente
ahora seria una enemiga de temer... que lastima...
Sonreí melancólico, y dije la única palabra que yo sabía que ella quería
escuchar...
-Perdón- le dije sinceramente mientras mi mirada seguía clavada en la suya… proseguí
con todo lo que había que decirle.


- Discúlpame por haber sido tan egoísta... pero, hay cosas...
que uno necesita hacer solo, yo no habría querido nunca dejarte atrás... pero,
simplemente sucedió y fue inevitable, supongo que en algún momento de tu
existencia lo entenderás... Aunque ahora mis palabras a excusas te suenen y mi
voz la de un falso orador… estoy seguro de que con el tiempo llegaras a entender
mis palabras, quizás mañana, quizás en un par de siglos… pero lo harás, de eso
estoy seguro pues confío en ti… y siempre lo he hecho, por que si así no fuese,
ni por todos los motivos del mundo te podría haber dejado sola- sonreí melancólico,
y me levanté del asiento…
-Aun así, si quieres, me voy ahora mismo- le dije pasivamente, mientras me
acercaba a la puerta.

Mantuve mi vista fija en él todo el tiempo, mientras hablaba, mi mente viajaba mas allá de sus palabras hasta el fondo de sus intenciones, él era sincero... y sabía, lo supe inmediatamente que tuvo sus propias razones para partir. Nunca pretendí que se quedara a mi lado toda la eternidad-aunque jamás rechacé la idea- pero aún podía recordar el vacío que su partida había dejado, ese vacío que se llenó apenas unos minutos antes cuando lo vi parado en el umbral de mi puerta...

Entonces ahora él volvía a irse, se iría si yo no lo detenía y haber esperado su retorno para dejarlo escapar de nuevo y esta vez a causa mía, no me lo perdonaría jamás.

-¡No!-me apresuré a decirle, casi suplicarle- no quiero que te vayas... no puedo dejarte ir de nuevo... tampoco podré imponerte mi compañia si no la deseas, no me molesta que te hayas alejado de mí que desearas buscar tus propios caminos sin mi... no es eso... es solo que creí, pensé que habías muerto, durante esos años fue mi tormento... no saber de ti y pretender vivir en la resignación era un dolor demasiado grande, no quería seguir adelante, pero conoces mi fortaleza, y aquí estoy... de alguna forma aprendí a seguir adelante sola, con la condena que me regalaste, mi mundo no podia girar siempre en torno a ti...

Corrí hacia él rompiendo en medio segundo la distancia que nos separaba y lo abracé con fuerza.

Devolvi el abrazo a lorelice tranquilamente, me habia creado una fuerte enemiga si, definitivamente era asi, aunque ni aun en esas condiciones podía negar lo mucho que me alegraba lo que era ahora Lorelice, solo esperaba que pudiera seguir siendo asi siempre, tan fuerte, tan testaruda y a la vez tan inocente...ciega ante el verdadero mundo...me separé un poco de ella para despeinarle con cariño el pelo...me incliné para depocitar un beso en la comisura de sus labios, era una mujer hermosa..siempre lo habia sido...sonreí triste mientras me volvia a sentar.
-Me ofrecerias un cafecito- le dije para distraerla un poco aunque ambos sabiamos, que lo mismmo me valía a mi tomarme un vaso de agua que un cafe...pero en fin

(off: lamento responder hasta ahora )

Cerré los ojos saboreando aquel ultimo instante y manteniendo el hermoso sabor de sus labios en mi mente, solo una pequeña ilusión secreta... eso no hacía daño a nadie. El era tan bueno y noble, no había cambiado, sonreí un poco y me di la vuelta para servirle algo de beber.
-Y... ¿piensas quedarte poco tiempo?-le pregunte mientras servia un poco de sangre en un par de copas. La pregunta adecuada hubiera sido "piensas quedarte mucho tiempo" pero no queria pensar que se quedaria el suficiente... para despues volver a verlo marchar.
Le entregue la copa y me senté en el sillon de enfrente.

Reí alegremente, y miré a lore directamente a los ojos, intensamente... Tomé un pequeño trago de la copa que tenía entre mis manos con extremo cuidado, cual si fuera vino. Y me tomé mi tiempo para contestar mientras el foco de toda mi observación era ella... Cuando finalmente me terminé mi copa de sangre y mis mejillas habían adoptado un tono levemente rojizo, levemente "más vivo", me puse de pie en un solo movimiento y avancé hasta ella con decisión, me senté a su lado y le acaricie la mejilla con el dorso de la mano.
-La verdad esperaba que pudieras concederme algún trabajo en tu prestigiosa academia, en estos momentos he descubierto muchas cosas y todas me han traído de vuelta a ti... Sin contar que me parece que tienes una vacante para un profesor de "magia antigua" que me suena en extremo interesante- le dije con voz suave terminando en una sonrisa.

Dejé mi copa a medio terminar sobre la mesilla que estaba en un lado, sostuve su mirada, tenía los ojos mas hermosos que pudiera reconocer, su mirada era tan cálida como la piel humana o el sol incluso y sus mejillas levemente iluminadas le daban un aspecto deseable.
Entendí inmediatamente lo que se proponia y senti una descarga de alegria la cual no demostre tal cual, solo sonrei, eso decía que su visita se prolongaria mas tiempo, era lo unico que me importaba.
-Claro... yo, estare encantada de tenerte aqui... el puesto es todo tuyo, creo que no habria encontrado un mejor profesor. -de nuevo le mire a los ojos- y dime, Malcolm, que son esas cosas que has descubierto y te traen hasta mi y mi academia... si puedo saber.